No voy a hablaros de protocolos HTTP, de la URL o todas las estructuras que acompañan habitulamente a la palabra Internet. Sencillamente hagamos un pequeño ejercicio mental: imaginemos un día tópico y típico de una persona de alrededor de treinta años de edad y con una sapiencia en tecnología que rondará por el nivel medio-alto. Empezamos.
Fulanita o Menganita se levanta a las siete y media de la mañana apagando su radio-despertador con conexión a Internet para que quien lo utilice, pueda escuchar emisoras internacionales de todos los sabores y colores. Nada más poner un pie fuera de la cama, enciende su tablet de última generación para ver en la app que descargó ayer qué temperatura se va a encontrar en la calle y si necesitará sacar el paraguas. Prepara el desayuno con la música de su cuenta Spotify a todo dar. Con la yema de los dedos otea el panoranm informativo matinal leyendo las ediciones digitales de los medios de comunicación locales, nacionales e internacionales.
De camino a su puesto de trabajo, mira en su smartphone la agenda del día, las previsiones de trabajo, los correos electrónicos que le manda su jefe y una foto que acaba de recibir de su hija entrando al colegio esa misma mañana. Ya en la oficina, en la red interna de la empresa realiza una serie de gestiones contables y convoca al equipo que comanda a una reunión antes del mediodía mediante un mensaje expandido.
Termina la jornada laboral a media tarde y enciende el ordenador que tiene en el salón de casa. Mira las redes sociales, habla con su cuñado por videoconferencia, crea un evento para jugar un partidillo de fútbol el fin de semana, sube una entrada a su blog personal y entra en el foro donde le resuelven las dudas que tiene acerca de la mecánica de su coche. Por la noche, se sienta con su pareja y su hija en el sofá para ver en la televisión conectada a la Red, un canal temático sobre animales acuáticos que sólo puede ver con conexión a Internet. Se pone el pijama, se sienta sobre la cama, enciende su radio-despertador y se duerme a la espera de un nuevo día. Un nuevo, y tecnológico, día.
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