miércoles, 19 de septiembre de 2012

Esquema debate comicios galegos 21-O

1. Contextualización. Marco socioeconómico no que se desenvolven as eleccións.
     1.1 Balance xeral da última lexislatura dende diversas perspectivas.
     1.2 Perfil dos candidatos

2. Novo panorama político galego.
     2.1. Creación de novos partidos nacionalistas. Regreso de Xosé Manuel Beiras. Alternativa Galega de esquerdas.
     2.2. A irrupción de Mario Conde e as posibilidades de UPyD en Galicia.
     2.3. Loitas internas no PSdeG. Conflito polas listas.
     2.4 Feijóo e Rajoy. A tentativa por revalidar a maioría absoluta.

3. Situación posteleitoral.
     3.1 A consolidación do goberno do PPdeG. Posibles cambios no gabinete.
     3.2. Formación dun goberno con cinco partidos.
     3.3 Goberno do PPdeG por maioría simple. Necesidade de pactos entre forzas políticas.

4. Propostas dos partidos para saír da crise.
      4.1 Contraposición de modelos. Debate austeridade-crecemento.
      4.2 Propostas para o naval e resto de sectores produtivos tradicionais galegos.
Fonte:  http://pedrolarrauricandidatoupydvigo.blogspot.com.es/

lunes, 17 de septiembre de 2012

El bipartidismo no es la solución

Es de recibo admitir la valentía de César Molinas al escribir un artículo apologético sobre el bipartidismo. En una situación donde la diana está permanentemente encima de los dos principales partidos del panorama político nacional, véase valoraciones e intención de voto con datos del CIS, para argumentar con tanta solvencia la necesidad de imponer un modelo basado en el Westminster inglés o el norteamericano hace falta arrojo, astucia y coraje.

Algunos datos encima de la mesa. España cuenta con 445.000 políticos para alrededor de 47 millones de habitantes, un político para cada 105 personas, aproximadamente. Alemania con 80.000 para 81 millones de habitantes, según cifras publicadas por el Banco Mundial, un político para cada 1012 personas. La proporción salta a simple vista, y el ejemplo tiene más carnaza si es el país germano el segundo miembro de la comparación. Sin embargo, las estadísticas siempre llevan inherentes una interpretación y una realidad social que no siempre se refleja en los medios, bien por intereses ideológicos o por la necesidad de crear impacto en el usuario de la información. De ese medio millón aproximado de políticos españoles, un porcentaje muy escaso cobra salarios de exclusividad por su labor, a priori, en beneficio del interés general. Tenemos un ejemplo clarividente en Galicia. La propuesta del gobierno Feijóo, trastocada por el adelanto electoral, pretendía reducir de 75 a 61 el número de diputados del parlamento autonómico. La medida, así lo comunicaron los altos mandos de la Xunta, supondría un ahorro de 7 millones de euros para las arcas públicas. Pues bien, en días posteriores, informaciones vertidas por diversos rotativos y haciendo alusión a datos oficiales, indicaron el presidente enarbolaba la bandera del dispendio al gastar cerca de 2,3 millones de euros en 46 asesores.

Ésto nos lleva a pensar que quizá el problema no sea el número de políticos que hay en el país, si no el dudoso servicio público que éstos llevan a cabo, haciendo gala de una ceguera sangrante a todo lo que ocurre a pie de calle. En definitiva, el problema no es lo cuantitativo sino lo cualitativo. La pérdida de representatividad conlleva déficits manifiestos de democracia. Me explico. Un sistema fundamentalmente bipartidista, y sin entrar en un debate sobre la centralización o las descentralización, supone que numerosas ideologías y concepciones políticas se queden fuera de las instituciones y las administraciones. El sistema norteamericano lleva, sobre todo en tiempos difíciles, a polarizar la sociedad, permite la entrada de grandes monopolios y lobbies en las campañas electorales, agudiza un continuo enfrentamiento ideológico y no supone una representación ni siquiera aproximada de la sociedad estadounidense. Así lo dice el Premio Nobel en Economía de 2001 Joseph Stiglitz y execonomista en jefe del Banco Mundial.

La Constitución, creada en 1978 con el consenso de la mayoría de fuerzas políticas, ahora se antoja vetusta. El modelo autonómico (el famoso "café para todos") creó una estructura estatal con excesiva burocracia. Es decir, se crearon 17 autonomías con sus respectivas provincias y ayuntamientos, muchos de ellos nidos de fundaciones y entes públicos generadores de corrupción. Además, y éste es un punto clave, no solucionó un problema identitario con las naciones vasca, catalana y gallega que venía de antaño, cuando Franco era el Caudillo de España. Países como Alemania o los Estados Unidos tienen un modelo de Estado federal, y apenas presentan movimientos independentistas. Bien es cierto que otros países centralizados tampoco, sin embargo un modelo más cercano a la realidad, más próximo a las particularidades sociales, lingüísticas, demográficas, económicas y geográficas de cada territorio acerca la política al pueblo y contribuye a la adopción de medidas adaptadas al lugar en cuestión.

La mayor parte de países europeos tienen dos partidos mayoritarios, como en Francia el PS y la UMP, pero no dos partidos únicos. En Gran Bretaña, a pesar de la entrada de los liberaldemócratas en las últimas generales, los laboristas y conservadores se han venido llevando la palma en la Cámara de los Lores y en la de los Comunes. En Norteamérica, también hay dos, el Partido Republicano y el Partido Demócrata. Si ampliamos miras, son las dos democracias más antiguas del mundo. Con esto quiero decir, en resumen, que el problema español no sea quizá un problema de cantidad y sí un problema de calidad. Y al final, nos surge una duda, ¿tenemos malos políticos porque no creemos en la política o son simplemente un reflejo de una sociedad no tan desarrollada y madura como solemos creer?. La respuesta, como en muchas cosas, vendrá con el tiempo.